El Juego del Calamar y la teoría de juegos en economía comparten mucho más que el nombre: ambos exploran cómo las personas toman decisiones estratégicas bajo presión, incertidumbre y competencia, especialmente cuando su bienestar —o incluso su vida— está en juego. La serie surcoreana se ha convertido en un fenómeno global no solo por su crudeza visual, sino por su capacidad de retratar de forma extrema los dilemas y motivaciones que la teoría de juegos estudia desde hace décadas.
Decisiones bajo presión y racionalidad limitada
En la serie, los participantes son personas endeudadas, marginadas y desesperadas, que aceptan competir en juegos infantiles con consecuencias mortales para saldar sus deudas. Cada juego es una situación de alto riesgo donde los jugadores deben elegir entre cooperar, traicionar, confiar o desconfiar de los demás, sabiendo que sus decisiones afectan directamente sus posibilidades de sobrevivir y ganar el premio final.
Esto es un reflejo directo de la teoría de juegos, una rama de la economía y las matemáticas que analiza cómo los individuos toman decisiones estratégicas en situaciones donde el resultado depende de las elecciones de otros. La teoría de juegos se aplica en economía para entender desde negociaciones comerciales hasta subastas y competencia empresarial, pero también es útil para analizar dilemas éticos y sociales como los que plantea la serie.
El dilema del prisionero y la cooperación
Uno de los conceptos más emblemáticos de la teoría de juegos es el dilema del prisionero, donde dos individuos deben decidir si cooperan o traicionan al otro, sabiendo que la mejor decisión individual puede no ser la mejor para ambos. En El Juego del Calamar, este dilema se repite en cada prueba: los jugadores forman alianzas temporales, pero la desconfianza y el egoísmo suelen prevalecer, especialmente cuando el juego se acerca a su final y solo puede haber un ganador.
La serie muestra cómo la falta de confianza y la búsqueda del beneficio propio pueden romper cualquier equilibrio, incluso si la cooperación podría haber beneficiado a más personas. Esta dinámica es central en la teoría de juegos y explica muchos fenómenos económicos, como la competencia feroz entre empresas o la dificultad de alcanzar acuerdos internacionales.
Deuda, coste de oportunidad y utilidad esperada
El motor principal de la narrativa en la serie es el peso de la deuda: los personajes están atrapados en compromisos financieros imposibles de saldar, lo que los lleva a aceptar condiciones extremas. Este contexto económico limita su libertad de elección y los obliga a calcular constantemente el coste de oportunidad: renuncian a su seguridad e incluso a su vida a cambio de una posibilidad, por mínima que sea, de obtener una recompensa que cambiaría su destino.
Desde la perspectiva de la teoría de juegos, cada participante evalúa la utilidad esperada de sus decisiones, es decir, el valor que asignan a cada posible resultado multiplicado por la probabilidad de que ocurra. En la serie, las probabilidades de ganar son ínfimas: solo uno de 456 puede sobrevivir y llevarse el premio, lo que equivale a una probabilidad de apenas 0,22%. Sin embargo, la desesperación y la falta de alternativas hacen que ese pequeño chance sea suficiente para arriesgarlo todo.
Estrategias, alianzas y racionalidad limitada
A lo largo de la competencia, los jugadores intentan maximizar sus posibilidades formando alianzas, compartiendo información o traicionando cuando lo consideran necesario. Sin embargo, la incertidumbre y la presión extrema generan racionalidad limitada: los participantes no siempre pueden calcular la mejor estrategia, y sus decisiones están influidas por emociones, sesgos cognitivos y el miedo.
Este comportamiento es estudiado por la economía del comportamiento, que amplía la teoría de juegos para explicar por qué las personas no siempre actúan de manera perfectamente racional, especialmente bajo estrés o en situaciones límite, como las que retrata la serie.
Reflexión social y económica
El Juego del Calamar utiliza la estructura de la teoría de juegos para ofrecer una crítica feroz a la desigualdad, la falta de oportunidades y la crueldad de ciertos sistemas económicos. La serie es un espejo distorsionado pero efectivo de la realidad, donde las reglas del juego parecen inamovibles y la única salida es arriesgarlo todo, incluso la vida, por una oportunidad de redención económica.
En definitiva, tanto la serie como la teoría de juegos muestran que, cuando las condiciones materiales son extremas y las reglas del juego están diseñadas para enfrentar a los individuos entre sí, las decisiones dejan de ser solo racionales y se convierten en un reflejo de la desesperación, la esperanza y la naturaleza humana.
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