El método para determinar si un bien es fruto de la Obsolescencia Programada: La frontera de la innovación

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Uno de los principales problemas que se plantean a la hora de decidir si un producto es fruto de la obsolescencia programada y juzgarlo, es el criterio utilizado.




Puede que demos de lado a un bien que no es fruto de la Obsolescencia Programada y por el contrario estemos consumiendo un producto que sí lo es.

Por este motivo surge la necesidad de crear un método, que nos permita analizar con facilidad y determinar con exactitud si un bien es verdaderamente fruto de la obsolescencia programada.

El criterio guarda relación con el de la innovación. Todos sabemos que están estrechamente ligados y en ocasiones incitan a confusión entre el consumidor que valora el criterio de la obsolescencia programada. Por este motivo, vamos a clasificar la innovación en 3 grupos:

1º.- La innovación normal: dentro de este grupo se incluirían aquellas innovaciones que aportan algo nuevo y novedoso para la sociedad sin necesidad de destruir un bien anterior. Por ejemplo: cuando surgieron las cámaras digitales, se produjo un proceso innovador en el campo de la fotografía y no por este motivo desaparecieron las cámaras analógicas convencionales. Si el consumidor las reemplazó, fue el mismo el que incurrió en el proceso de obsolescencia; es decir, aquél usuario que tiró a la basura una cámara analógica en funcionamiento sólo para comprarse una digital, creó él sólo el fenómeno de la obsolescencia programada, ya que perfectamente podía haber continuado o bien solamente con la cámara analógica, o haber comprado la digital y continuar manteniendo las dos, haciendo todo lo posible por repararlas en caso de estropearse, en lugar de limitarse meramente a reemplazarlas a la más mínima.

Lo mismo ocurre con los teléfonos de última generación y los convencionales. El hecho de que aparezca el iphone 4, no implica que me deshaga necesariamente del nokia que tengo desde hace 10 años, si sigue funcionando lo puedo guardar e incluso si se estropeara el iphone, usarlo en lugar de comprar otro móvil.

Por lo que no existe la necesidad de deshacerse del bien en esta fase, digamos que tanto el bien antiguo como el bien innovador pueden convivir e incluso el consumidor los puede emplear como complemento o usar alguna pieza para reparar el otro. (Ejemplo: se estropea la cámara analógica pero el objetivo es de gran capacidad y es compatible con la digital, puedo reciclar las piezas que sirvan de la cámara analógica y reutilizarlas en la nueva cámara).

2º.- La innovación perfecta: este tipo de innovación se correspondería con aquella, que sirve para mejorar un bien, sin necesidad de reemplazar una parte de ese bien. Por ejemplo, siguiendo con las cámaras, un cristal de objetivo que se incorporara sobre el cristal antiguo mejorando su calidad, sin necesidad de deshacernos de él. Aporta algo positivo sin necesidad de desechar el otro bien.

Otro ejemplo podría ser el de un lector de CDs para un ordenador que dispone de esta función. Lo puedes implementar sin necesidad de comprarte un ordenador que lo incorpore.

3º.- La innovación destructiva: en este aspecto sí, deberíamos de prestar especial atención y tener un criterio para decidir si consumir o no el bien.

Ejemplo: un programa informático que requiere de un determinado ordenador, si no dispones dicho ordenador tendrás que comprar uno y deshacerte del anterior.

O bien las actualizaciones de los programas: donde dice requiere windows vista o superior, o windows 7. Si no dispones de ese sistema operativo, necesariamente te verás obligado a deshechar el que tengas para poder usar la aplicación.

Esta sería la innovación destructiva con la que deberíamos identificar a la obsolescencia programada.

Otro ejemplo: un chip (innovación) que ha sido utilizado para reducir la vida útil de una impresora.
Por lo que deberemos analizar exhaustivamente el producto antes de comprarlo.

El posible inconveniente: requiere tiempo.
La multitud de ventajas: ahorrarás dinero, contribuirás al desarrollo de una economía justa en la que se valore la mejora en la calidad y vida útil de los productos, evitarás deshacerte de cosas que todavía son útiles...

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