18 angustiosos días, en los que nadie sabía realmente lo que iba a pasar. El ejército podía crear una masacre o ponerse de lado de la población como afortunadamente ha hecho.
Un país que estaba cansado de una élite conquistada por los ladrones "cleptocracia" de ser manipulado. Su paciencia, como la de todos tenía un límite y Hosni Mubarak la había rebasado hace ya mucho tiempo.
El pueblo se levantó y salió a las calles a revolucionarse con elegancia y diálogo, sin provocar ataques ni insurrecciones violentas, simplemente reivindicó con pancartas, con su propia voz, lo que ansiaba, ver la luz hacia la libertad.
Todavía no se sabe muy bien lo que pasará en el gobierno, pero los egipcios han conseguido lo que querían y lo celebran con bengalas y fuegos artificiales.
Estados Unidos ha sido otro factor determinante, Mubarak sabía que o abandonaba el poder por las buenas o lo acabaría haciendo por las malas.
Algunos incidentes aislados, han hecho perder reliquias de valor incalculable, cuando en una jornada algunos manifestantes decidieron saquear una mínima parte del museo del Cairo y llevarse lo que decían era "suyo".
Desde hoy, Egipto será visto con otros ojos, no considerado como un país peligroso y dictatorial, si no como una de las democracias, que en su origen busca progresar.
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