Ya en el siglo XIX el magnÃfico economista David Ricardo describió las virtudes de dejar atrás el proteccionismo comercial con una frase dilapidadora: “El principal problema de la economÃa polÃtica es determinar las leyes que regulan la distribución”. El mundo hizo poco a poco caso a sus consejos y al de otros muchos economistas que abogaban por la apertura de fronteras a bienes extranjeros.
Gracias a ello, el mundo ha experimentado un crecimiento sin precedentes, logrando aumentar la riqueza exponencialmente en todas las regiones casi sin excepción.
Sin embargo, suenan tambores de guerra de nuevo. El Brexit, o el triunfo de Trump son algunas muestras de que los nacionalismos y el proteccionismo están volviendo en pleno siglo XXI, algo impensable hace una década. Y es que Trump, sin siquiera ser presidente, ha empezado a dar pasos en esa dirección amenazando con subir impuestos a empresas estadounidenses con fábricas en el exterior.
Las reacciones no se han hecho esperar y Ford ha anunciado la cancelación de inversiones en México por valor de 1.600 millones de dólares.
Qué nos puede deparar
Esta nueva etapa de proteccionismo que pretende comenzar Donald Trump, que será investido presidente el próximo 20 de enero, traerá consigo una reacción en cadena por parte de otros paÃses.
Principalmente China, cuyo mayor cliente es EEUU, y que previsiblemente entrará en una guerra comercial si realmente se cumplen las pretensiones de Trump. Cabe destacar que las exportaciones del gigante asiático a EEUU fueron de aproximadamente 483.000 millones de dólares en el pasado 2015.
Pero las cosas no se quedarán entre las dos mayores economÃas del mundo, datos que ofrecemos en esta noticia, a China le seguirán un sinfÃn de paÃses, teniendo en cuenta que por ejemplo, USA firmó hace menos un año el TTP (Acuerdo TranspacÃfico de Cooperación Económica) para rebajar las barreras comerciales entre paÃses a ambas orillas del pacÃfico como Japón, Vietnam o México.
Según las teorÃas económicas más aceptadas, con tal de maximizar el bienestar, cada región debe dedicarse a aquellas actividades que precisen de aquellos recursos que más abunden en dicha zona. Por ejemplo, paÃses como España, en los que abunda la mano de obra cualificada puede dedicarse a actividades más centradas en la tecnologÃa y que requieran de conocimiento. Como la creación de páginas web altamente especializadas, como indican en este portal. La formación de la mano de obra en estos paÃses es clave, ya que la convierte en muy productiva.
Por otra parte, China tiene gran cantidad de capital humano, lo que le permite que este factor tenga un bajo precio, por lo que deberÃa dedicarse a actividades intensivas en mano de obra. Las empresas que manufacturan componentes electrónicos necesitan una gran cantidad de mano de obra y esta es una de las especialidades de la economÃa china. Uno de los máximos exponentes de ello es que Apple fabrica sus componentes electrónicos en este paÃs a través de la empresa Foxconn que cuenta con más de 1,3 millones de empleados. Por supuesto, la realidad es mucho más complicada y la maximización del bienestar depende de muchos más factores, pero éste es uno de ellos.
También la reinstauración de aranceles a las importaciones puede mermar mucho las distintas economÃas, ya que afectan directamente al consumidor incrementando el precio de muchos productos (vÃa indirecta también al afectar también a fabricantes nacionales) y reduciendo la capacidad adquisitiva de estos. Además, la falta de competidores exteriores puede llevar a una menor innovación tecnológica por parte de las empresas del paÃs proteccionista ya que solo tienen que luchar con empresas de su misma nación.
Los efectos nocivos del proteccionismo son muchos y totalmente insolidarios porque siempre afectan a los más débiles. La globalización también tiene efectos negativos, pero volver a polÃticas decimonónicas no los solucionará. Hay que intentar construir un mundo global con medidas justas y equitativas que favorezcan sobre todo a los más desprotegidos por igual sin importar su lugar de procedencia.
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