Halloween es para la inmensa
mayoría de inversores, una de las épocas más rentables del año. A más de uno,
le permite salvar los malos resultados que pueda venir arrastrando a lo largo
del año, o bien consolidar beneficios.
Muchos lo han denominado como "efecto halloween" o rally alcista de fin de año.
¿Cuál es la estrategia que llevan a cabo los inversores?
Muchos de ellos, invierten
en renta variable en el período inmediatamente anterior a Halloween, a mediados
de octubre, las órdenes de compra comienzan a ganar volumen y mantener
posiciones hasta Navidad.
Esta estrategia, para
carteras diversificadas, se ha saldado con éxito en 50 de los últimos 65 años,
lo que se traduce en un 76,92% de los casos.
Sin embargo, si hay una
lección que debemos tener presente en los mercados financieros, es que el “estado
de alerta” debe ser el único sentimiento que muestre el “trader” a la hora de
ejecutar órdenes de compra o venta.
No debemos dejarnos llevar
por creencias populares, costumbres o fechas destacadas, si no ser fieles a
nuestra estrategia y revisarla continuamente.
Hace 86 años, el pánico se adelantó a la festividad de Halloween
No caigas en el error, ni
dejes que “te vendan la moto”, porque aunque pueda parecerlo, los mercados
bursátiles “no tienen memoria”, si deciden caer, lo harán con fuerza, si optan
por subir, no les importará lo que se diga sobre ellos.
Todos hemos oído hablar del
crack bursátil de 1929 que derivaría en la gran depresión de los años 30.
¿Pero cuál fue la fecha en
la que tuvo lugar? ¿Cuál fue el día en el que la historia quedaría marcada?
Puedo deciros que era
jueves, aunque la mayoría lo conocemos como “jueves negro”, que fue en octubre
y concretamente el día 24, es decir, una semana exacta antes de la festividad de
la víspera de todos los santos, en Estados Unidos conocida como “All Hallows'
Eve” y que en nuestros días, todos conocemos por Halloween.
En 1929, puede que un
pequeño ahorrador neoyorkino decidiera invertir sus ahorros, puesto que el rally
alcista era la tónica habitual en Wall Street, tal vez, se endeudara para poder
invertir, apalancando sus inversiones. Los bancos por aquél entonces, concedían
préstamos con el único aval de los títulos en los que decidías invertir.
Ese pequeño ahorrador,
convertido en inversor, un novato en el mundo de la especulación, puede que se
marcara como objetivo comprar el día 15 de octubre y vender en Navidad, percibiendo
unos suculentos ingresos.
El inversor del que hablo,
es hipotético, pero muchas personas reales, experimentaron esta situación.
El día 24 de octubre, llegó
el crack bursátil, las órdenes de venta se apoderaban del mercado, el pánico
llegaba.
Curiosamente, hubo un ligero
repunte por sobreventa, entre las sesiones del 29 al 31 de octubre. Después del
día de Halloween, las caídas continuaron.
El susto era real, el truco,
que miles de inversores lo habían perdido todo, ¿el trato? nadie quería comprar,
sólo vender.
Los pequeños inversores
cayeron, los bancos hicieron lo propio y el mundo entero vio como la
especulación basada en la recomendación de amigo de vecino no conduce a ninguna
parte.
Sólo el análisis y arriesgar
el capital en su justa medida sin ansias de grandeza (la avaricia rompe el
saco), pueden permitir que alguien gane al mercado.
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